“Aquí ahorro la mitad de mi gasto”: el “abasto Bienestar” que enfrenta a mercados y políticos en CDMX
Desde hace algunos años, programas como “Campo Bienestar” llevan alimentos accesibles a colonias marginadas de CDMX; aunque son clave para el ahorro de miles de familias, comerciantes de mercados públicos denuncian que afectan sus ventas y son usados con fines políticos
Abasto popular.Locatarios de mercados públicos acusan que estos programas, muchos impulsados por diputados, concejales o aspirantes a cargos públicos están afectando su economía.Créditos: Raúl Estrella | LSR
Escrito en METRÓPOLI el 3/8/2025 · 17:07 hs
Última actualización:3/8/2025 · 18:37 hs
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Flor Angélica empuja su carrito lleno con jitomates, papas, calabazas, plátanos, queso y longaniza. Dice que cada 15 días hace lo mismo, desde hace casi cinco años. Espera a que llegue el “Campo Bienestar” a su colonia, Valle de Luces, en Iztapalapa y compra su despensa.
“Me ahorro la mitad. Lo que aquí cuesta 800 pesos, en el mercado me sale en mil 600”, dice en entrevista con La Silla Rota. “Es de buena calidad, está bien surtido y no tengo que caminar mucho. Hasta en el grupo de la colonia nos avisan por WhatsApp”, añade.
Programas como el que aprovecha Flor se han extendido por toda la Ciudad de México bajo distintos nombres: “abasto del bienestar”, “mercado itinerante”, “abasto popular” o “social”. Su objetivo, según autoridades y promotores, eadultos mayores
Pero no todos lo ven con buenos ojos. Locatarios de mercados públicos acusan que estos programas, muchos impulsados por diputados, concejales o aspirantes a cargos públicos están afectando su economía, rompiendo la cadena local de consumo y funcionando como plataformas políticas encubiertas.
¿Qué son los abastos populares?
Los “abastos populares” no son un programa oficial del gobierno capitalino. Funcionan como iniciativas impulsadas por alcaldías, diputaciones locales, concejalías o incluso aspirantes a alcaldías, con recursos propios o gestionados y se presentan como acciones sociales para combatir la carestía.
Hay dos tipos. Los que venden productos subsidiados y los que los regalan. Algunos operan en camiones rotulados con los logos de funcionarios o partidos políticos, otros se instalan con lonas sencillas en módulos ambulantes. En todos los casos, se colocan en vía pública, a veces cerca de mercados, lo que ha generado conflicto.
El programa “Campo al bienestar” comenzó en 2019 en Iztapalapa, durante la primera administración de Clara Brugada. Desde entonces, opera de lunes a sábado en distintos puntos de esa alcaldía, siempre “alejados de mercados y fuera de días de tianguis”, según aclara Antonio Molina, director de Programas Sociales, de la alcaldía.
Los productos vienen, dice, directamente de productores locales o regionales. Nosotros garantizamos que los kilos sean de a kilo, que las básculas estén calibradas y que los precios sean justos, afirma.
En promedio, un punto de abasto en Iztapalapa atiende entre 200 y 250 personas por jornada. Sólo en esa demarcación se instalan entre cinco y seis diarios. Verduras, queso, mole, jamaica y carne embutida forman parte de la oferta.
Foto: Raúl Estrella | LSR
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La Silla Rota visitó dos de estos mercados itinerantes. Ambos cubiertos de lonas con logos del programa y de la alcaldía, sillas, carritos de supermercado e incluso patrullas sectoriales. Para su instalación, se cerró la calle donde fueron ubicados.
“Es parte de una obligación del Estado” dice Molina. “El artículo cuarto de la Constitución nos dice que debemos garantizar el derecho a la alimentación. Y si eso implica poner productos de calidad cerca de la casa de los ciudadanos”.
“No es campaña, es gestión”.
Programas similares se replican en otras alcaldías, ya sea por parte de las autoridades locales, diputados, concejales o aspirantes a algún cargo público. La diputada Leonor Gómez Otegui, por ejemplo, organiza abastos en la Cuauhtémoc desde hace ocho años.
“Trabajo con pequeños productores del sur de la ciudad. A muchos no les conviene vender en la Central de Abasto, porque les pagan muy poco. Entonces, yo sirvo de enlace para que lleven su producto directo a las colonias” explica en entrevista.
Ella asegura no obtener ganancia alguna y que incluso la camioneta que transporta los alimentos -y que lleva su nombre- no le pertenece.
“No es promoción personal. Es una forma de garantizar que alguien dé la cara, tanto por los vecinos como por los productores. Y ha funcionado, sobre todo durante la pandemia, cuando llevamos comida hasta las casas de adultos mayores”, afirma.
¿Por qué es importante el tema? Estos programas han generado protestas por parte de locatarios de mercados públicos. Las razones son caída en ventas: algunos giros como frutas, verduras y embutidos han visto una baja de hasta el 50%; instalaciones cercanas a mercados tradicionales, lo que rompe la cadena de consumo comunitaria; y clientelismo político: en muchos casos, los programas van acompañados de lonas, camionetas o difusión que promueve nombres de funcionarios o aspirantes a cargos.
Organizaciones como el Movimiento Plural de Comerciantes calculan pérdidas de hasta 30 millones de pesos diarios y acusan que más de 280 políticos están detrás de estas acciones sin rendición de cuentas.
Contexto: La estrategia se replica en toda la ciudad. La morenista Hannah de Lamadrid instala su carpa en colonias de la alcaldía Coyoacán al igual que el diputado Paulo Emilio García. En ambos puestos, las lonas llevan su nombre. Otros, como el concejal Adrián Belmont Palacios, lo hacen vía Whatsapp, sobre pedido, en la alcaldía Magdalena Contreras.