Marcelo, “la historia se repite..”(1)

El Código
Manuel Fernando López
Marcelo, “la historia se repite..”(1)
Desde siempre la imagen que transmite Marcelo
Ebrard Casaubón es, ha sido y, será la de una
persona blandengue, soterrado: utiliza a las
personas más cercanas, a sabiendas que los
mandará a la hoguera.
El como siempre, desde su comodidad de lujos,
amante de la buena vida, todo un sibarita y
excéntrico con las mujeres.
Aquí veremos querido lector, uno de muchos
ejemplos de personajes del primer círculo de
Marcelo, quienes igual que otros amigos de éste,
ahora son sus enemigos por tantas traiciones del
ex canciller.
Igual, en este espacio, daremos cuenta que luego
de rebelarse e impugnar el proceso donde Claudia
Sheinbaum fue electa “candidata” a la presidencia
el país por Morena, estallando en rabia como es
su característica, denostó a Claudia en público.
Sin embargo, en privado, desde hace muchos
años, le tiene un apodo, ciertamente
impronunciable en esta columna.
En aras de alcanzar a como dé lugar su proyecto—
todo en Marcelo, gira en torno a él y después él ,
y luego la nada—se deshizo de amigos y
trabajadores leales por muchos años para
quedarse con un grupo de tres mujeres manejado
por su esposa, la hondureña Rosalinda Bueso.
Marcelo cumple a la perfección lo dicho por
Marco Aurelio: “son gente a la que nunca
deberíamos ayudarle, porque ellos creen ser los
únicos a quienes se les debe todo”, que a ellos se
les debe servir sin tener que dar nada a cambio,
en fin.

Fiel a su estilo, se fue a Roma, tal y como se
consignó en diferentes medios de comunicación
de la Cd. De México radio, prensa y televisión,
dejando una vez más a quienes creen en él, con
un palmo de narices.
A tal grado su frivolidad y ligereza para quienes
creyeron en su proyecto; sin ánimo de sarcasmo,
¿fue acaso con la intención de ver al Papa
Francisco y, que este con sus buenos oficios
hiciere lo necesario para ser el presidente de
México?.
¡Claro que no! Fue a disfrutar de su esencia
frívola y sibarita.
La traición.
Antes de irse a “descansar” dejó en México a
Martha Delgado y a Malú Michel; y sobre todo a
un personaje siniestro, sin escuela de mediana
educación, vendedor de discos piratas en su
juventud y para variar hasta con antecedentes
penales, para pelearse con Morena y todo lo que
significase AMLO.
En el pasado reciente, algunos años atrás, tras
enterase por amigos que a la postre desechó
sobre la orden de aprehensión en su contra y, el
congelamiento de sus cuentas bancarias y la de
sus hermanos por el dinero saqueado de la Línea
12 del metro y otras pillerías, salió huyendo a
Francia.
Pero antes, junto con sus hermanos y algunos
otros creó un fideicomiso cercano a los dos mil
millones de pesos, colocándolo en Panamá y
posteriormente transfiriéndolo a Andorra,
España.

El odio de Mario Delgado
Regresemos un poco la cinta en esta historia:
contra lo que pueda pensarse, dada la
personalidad de Andrés Manuel López Obrador y,
donde el rencor es la firma de la casa; Marcelo
finalmente libró la cárcel, gracias al tabasqueño,
quien lo nombraría titular de Relaciones
Exteriores en su gabinete.
Había vuelto de nuevo al “paraíso” del gobierno
para encargarse de “tender puentes” con los
países con quienes México tiene relaciones
diplomáticas y, en especial fuertes intereses
económicos.
Pronto y, con base en su cartera de gobierno,
supo aprovechar sus contactos con “El Imperio”,
y a solo 3 años en el puesto les vende la idea que
él, era el candidato ideal y, a modo para este país,
para ocupar la presidencia del país en relevo de
Andrés Manuel López Obrador y de no ser así
protegerlo de una posible persecución, dado su
enorme expediente de pillerías en poder de
Estados Unidos.
Más tardó en proponer lo anterior al
Departamento de Estado del vecino país, que
desde esta poderosa instancia le devolvieron
rápido su traición a AMLO.
Fue a través de un columnista de acreditado
diario de México, donde fuentes anónimas “del
Departamento de Estado filtraron” lo anterior; el
presidente supo “tragar sapos”, conforme a lo
escrito por Machiavelo: “la venganza es un platillo
que debe comerse bien frío y dulce, muy dulce…”
Para quienes creen que la animadversión o, ya
francamente odio de Mario Delgado para con
Marcelo Ebrard, fue y es producto del pasado
proceso “corcholatero” para elegir en forma
“democrática” a Claudia Sheinbaum, se
equivocan
El origen ¡ootra vez! por parte del entonces jefe
de gobierno de CDMX, Marcelo Ebrard, fue su
firma: la traición, la deslealtad, el oportunismo.
Casi al término de su mandato en tal cargo y, ante
el temor de ir a la cárcel por la tragedia de la Línea
12 y las Colinas Santa Fe, buscó a toda costa
protegerse mediante el fuero de una diputación
federal y la buscó con desesperación.
Como prometer no empobrece: le ofreció a Mario
Delgado designarlo como candidato a la jefatura
de la ciudad de México y, éste le creyó y, fiel a su
estilo –Marcelo—se inclinó por Miguel Ángel
Mancera, “El Pony”, dejando al primero lleno de
rencor, esperando la oportunidad para vengarse
y, vemos que se le concedió.
Por esto, profundo conocedor del alma humana,
Andrés Manuel colocó a Mario Delgado al frente
de Morena, para bloquear siempre al traidor de
Marcelo Ebrard.
La diputación federal por la vía plurinominal –
¡claro!—jamás pudo obtenerla, merced a la férrea
defensa de sus intereses por parte de “los
chuchos” en el PRD; también la buscó por
Movimiento Ciudadano al mismo tiempo y, esto
fue su tumba: el Instituto Electoral le negó el
registro, gracias al recurso de inconformidad del
PRD y PES.
Como nadie sabe para quién trabaja, al que si le
dieron su registro fue al suplente de Marcelo:
René Cervera García, amigo de la infancia mismo
que le pagó con la misma moneda: traición y
olvido.
“¡Te voy a matar…!”
Para no creerse esta frase en labios de Marcelo
Ebrard, pero se la mandó decir a Miguel Ángel
Mancera, alias, “El Pony”, aterrorizado más tardó
en oírlo que arrancar con el presidente Enrique
Peña Nieto; para su protección, pesó mucho en tal
decisión, el temor ante el ahora perseguido por la
ley en Estados Unidos, Rudolph Giulani, ex alcalde
de New York y, asesor –nada barato por cierto—
en el gobierno de Marcelo Ebrard.
El autor de “cero tolerancia” en dicha ciudad y,
que al estar en México, llenó de sangre sus calles,
mediante el terror con “brigadas blancas”.

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